Júpiter es el planeta más grande del sistema solar. La diferencia se debe a la posible caída de un asteroide, que nunca estuvo destinado a convertirse en un planeta en toda regla.
Júpiter, como la Tierra, tiene un gran campo magnético. Se forma debido a la mezcla del material del núcleo. Además, los científicos no han podido obtener una muestra de la sustancia del núcleo de la Tierra. Sin embargo, el estudio del campo magnético de Júpiter hizo posible sugerir características estructurales de los objetos profundos de este cuerpo celeste.
La sonda Juno, ubicada en la órbita del planeta, mostró que su núcleo consiste en metales pesados. Además, alcanza su tamaño con la mitad del radio del gigante.
Las ideas existentes sobre la naturaleza del núcleo de Júpiter sugieren que debería consistir en minerales y piedras y tener pequeñas dimensiones. Estudios recientes muestran que las altas temperaturas y la tremenda presión reinan en esta área del planeta. Tales condiciones son difíciles de modelar en un entorno de laboratorio.
Los astrónomos publicaron un artículo en la revista Nature, que argumenta que la evolución de Júpiter fue interrumpida por una catástrofe cósmica. Ocurrió en las primeras etapas de la formación de un cuerpo celeste. Solo una gran catástrofe a escala cósmica puede explicar cómo un gigante gaseoso podría "saturarse" de elementos químicos pesados. Esto podría haber sido hecho por un cuerpo cósmico alienígena que colisionó y se fusionó con los primeros Júpiter.Por lo tanto, nació un gran núcleo. Un objeto que colisionó con Júpiter teóricamente podría tener una masa 10 veces la masa de la Tierra.
Los cálculos de los científicos muestran que el núcleo rocoso de Júpiter temprano tenía solo el 15 por ciento de su radio. El objeto, después de golpear el planeta, trajo grandes porciones de elementos químicos pesados. Rápidamente llegaron a las áreas centrales. Debido a esto, ha aumentado dramáticamente en tamaño. Los modelos matemáticos muestran que en este estado podría durar al menos 4 mil millones de años.
Es posible que en el futuro, las sondas enviadas desde la Tierra a Júpiter ayuden a desentrañar el misterio de su núcleo. Los mismos estudios acercarán a los científicos a la respuesta, qué sustancia se encuentra realmente en las entrañas del núcleo de la Tierra y si se puede extraer a la superficie de nuestro planeta azul.